domingo, 8 de septiembre de 2013

«Yo soy el surrealismo»

En agosto de 1929 Dalí conoció a su musa y futura esposa Gala.


En el ámbito doméstico, la relación de Dalí con su padre estaba próxima a la ruptura. Salvador Dalí i Cusí [padre de Dalí] se oponía al romance del joven artista con Gala, y condenaba su vinculación con los artistas del surrealismo por considerarlos elementos tendentes a la degeneración moral.


La tensión fue en aumento hasta culminar en un enfrentamiento personal, a raíz de una noticia sobre Dalí publicada en la prensa, en la que se refería que un dibujo de un Sagrado Corazón de Jesucristo expuesto en París por el joven mostraba una inscripción en la que se leía: «En ocasiones, escupo en el retrato de mi madre para entretenerme».


Ultrajado su padre le echó violentamente de la casa, lo desheredó y le prohibió regresar. Posteriormente, Dalí describió cómo en el curso de este episodio le presentó a su padre un preservativo usado conteniendo su propio esperma, con las palabras: «Toma. ¡Ya no te debo nada!».

El verano siguiente, Dalí y Gala alquilaron la pequeña cabaña de un pescador en una bahía cerca de Portlligat. Compró el terreno, y a lo largo de los años fue ampliándola hasta convertirla en su fastuosa villa junto al mar, hoy reconvertida en casa-museo.

En 1931 Dalí pintó una de sus obras más célebres, La persistencia de la memoria (Los relojes blandos), obra en la que según algunas teorías ilustró su rechazo del tiempo como una entidad rígida o determinista. Esta idea se ve apoyada por otras imágenes de la obra, como el extenso paisaje, o algunos relojes de bolsillo devorados por insectos. Los insectos, por otra parte, formarían parte del imaginario daliniano como una entidad destructora natural y, tal como explicó en sus memorias, venía determinada por un recuerdo de infancia.

En 1934 Dalí y Gala ofrecieron un baile de máscaras en Nueva York y ellos fueron desfrazados de el bebé Lindbergh y su secuestrador. El escándalo levantado por la prensa fue tan notable, que Dalí tuvo que pedir disculpas públicamente.



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